El periodismo, como profesión, lleva asociado la palabra crisis, exacerbada ésta desde el boom del mundo digital, que pese a la oportunidad que representa también ha hecho temblar los cimientos de por sí inestables de los medios de comunicación, principalmente escritos, y de todo aquel que sueñe con dedicarse a este noble y bello oficio que, pese a todo sus peros, engancha como la droga más dura. «Si habéis venido aquí a haceros ricos, os habéis equivocado de carrera», nos dijeron en el primer día de Universidad, un ya lejano mes de septiembre de 2002. Creo que todos los allí presentes contábamos con ello. También con que solo unos pocos de nosotros nos dedicaríamos finalmente en cuerpo y alma al periodismo.
Hace aproximadamente un año, la sección de prensa y agencias de noticias del sindicato CNT presentaba el informe Periodismo en la UVI: Las precarias condiciones de los colaboradores internacionales de medios españoles, en el que denunciaba con nombres de medios y cifras la precaria situación de los periodistas freelance internacionales de España, algunos de los cuales se juegan cada día el pellejo en países en guerra o en otros que, sin estarlo, viven en una situación que bien podría serlo, como es el caso de algunas naciones de Centroamérica. Y estamos hablando de periodistas internacionales, de corresponsales…
Con ese panorama como punto de partida: ¿por qué dedicarse al periodismo? O más en concreto aún, ¿qué motivos existen para querer ser un periodista freelance, algo que ya es rozar el rizo de la inestabilidad?
Motivos para ser periodista freelance
No es fácil vivir en la inestabilidad e incertidumbre que supone ejercer cualquier profesión como autónomo, más aún la de periodista freelance. Hay que aceptarlo y acostumbrarse a ello. Lleva su tiempo. E incluso cuando ya lo has asimilado hay días en que uno lo ve todo negro, no ve futuro y maldice a su profesión. Luego, sin embargo, hay otros muchos que son todo lo contrario, días en los que uno recuerda por qué se hizo periodista y por qué años más tarde, después de pasar por medios, agencias y gabinetes institucionales, decidió asentarse como periodista freelance. Estos son los motivos por los que decidí ser periodista freelance. Y por los que aún sigo siéndolo:
- Bendita proactividad: cuando uno trabaja en una oficina o en una redacción se acomoda a unos ritmos y a unos trabajos repetitivos. No precisa ser proactivo. Ser periodista freelance es una invitación a no dormirse en los laures, un canto a la proactividad. Lo normal no es que los medios vengan a buscarte, así que el primer paso debes darlo tú y eso te mantiene siempre despierto.
- Adiós monotonía: Ser periodista freelance es escapar de la monotonía de una oficina o redacción. Cada día puede ser diferente al anterior, ofrecerte nuevos retos, nuevos medios con los que colaborar, nuevos temas que tratar.
- El horario lo marcas tú: Muy en relación con el anterior punto. No tener que estar cada día atado a un puesto de trabajo te libra de horarios cerrados y poco flexibles. ¿El periodismo no era eso? Como periodista freelance tú eres el dueño de tu tiempo, tú marcas tus horarios en función de tus necesidades y de los imprevistos que puedan surgirte. Tus objetivos, por suerte, dejan de estar sujetos a un horario.
- La responsabilidad era esto: Tú marcas tus horarios, tú decides cómo trabajas, pero siempre teniendo en mente tus objetivos, las fechas de entrega, los compromisos adquiridos. Ser periodista freelance te hace ser más consciente que nunca del significado de la palabra «responsabilidad» porque en cada uno de tus trabajos lo que está en juego es tu imagen y tu reputación. Y ambas hay que cuidarlas. Mucho.
- Libertad: Qué palabra más bonita, ¿verdad? Libertad. Es belleza en sí misma. Siendo periodista freelance la libertad es un concepto que acaricias más que nunca. Libertad de horarios y de movimientos, sí, pero también, si se dan las circunstancias, libertad para poder elegir trabajos y medios a los que verdaderamente quieres dedicar tu tiempo y tu esfuerzo.
- Eres jefe y «empresa»: Si trabajas para muchos medios puedes verlo como que tienes muchos jefes distintos, pero lo cierto es que ya no hay más jefe en tu vida que tú, en parte porque al ser autónomo te conviertes en cierto modo en una «empresa» unipersonal. Tú eres periodista freelance, pero también el responsable económico y de marketing de tu propia empresa. Toda la responsabilidad (otra vez la responsabilidad) recae sobre tus hombros. Y eso es un reto mayúsculo que a veces desgasta, pero que siempre hay que intentar ver en positivo.